Algo que siempre he valorado en mi trabajo es la posibilidad de abarcar distintos campos del diseño. Mi experiencia en proyectos como CAPU y DRINKLESS me ha enseñado que tener una visión integral del diseño —que incluya editorial, web, branding, packaging y comunicaciones— me permite crear soluciones más completas y efectivas.
Para mí, cada proyecto comienza con una fase de investigación profunda. Es fundamental hacer preguntas clave desde el principio: ¿Quiénes son las personas que se vincularán con la marca? ¿Qué esperan de ella? ¿Dónde viven? ¿Cómo quieren verse reflejados? Todas estas preguntas son cruciales para entender el contexto en el que la marca operará.
No basta con analizar datos en una pantalla; es importante visitar los lugares donde la marca estará presente, hablar con las personas que interactuarán con ella, ver los espacios donde se moverá y probar el producto tal como lo harían los usuarios finales. Por ejemplo, en el proyecto del BARRIO CONCHA Y TORO, el proceso de investigación no solo involucró estudiar la historia y la arquitectura del lugar, sino también caminar por sus calles, sentir su atmósfera y conversar con los vecinos. Esto me permitió crear una identidad visual que conectara emocionalmente con el público objetivo y reflejara la esencia del barrio de manera auténtica.
La investigación no solo informa el diseño; lo enriquece y le da una profundidad que lo hace relevante y duradero. Cuando me siento parte del contexto, puedo diseñar con una perspectiva que va más allá de lo estético, logrando que el diseño final sea no solo atractivo, sino también funcional y significativo para quienes interactúan con él. Es este enfoque integral el que me apasiona y me motiva a seguir explorando nuevas áreas dentro del diseño.
